Esta historia no es como muchos piensan, que al ser mujer fui “convencida” por mi novio de experimentar con otras personas. Pero lo curioso es que ya había despertado esa chispa mucho tiempo antes.
Cuando yo vivía en Sonora y empezaba a ser una adolescente de 17 años, salía con mis amigas como cualquier niña a esa edad, aunque desde hacía un tiempo, alrededor de mis 13, yo sabía que también me llamaban la atención las mujeres. Incluso llegué a creer ser pansexual y se lo dije a mi familia.
Cuando hacía pijamadas y fiestas con mis amigas, empezábamos a beber todas juntas. Y creo que muchos sabemos lo que hacen algunos efectos del alcohol. Mientras cantábamos y bailábamos, el ambiente se ponía cada vez más caluroso, las prendas iban faltando y el coqueteo entre todas aumentaba. Hasta que una de mis amigas sacó unos dados un tanto diferentes: uno con acciones como lamer, besar, masaje… y el otro decía pezón, cuello, labios… Empezamos a experimentar unas con otras: diferentes labios, tamaños de pechos, de pezón, de labios, e incluso el tacto era diferente con cada una de ellas. Lo que era muy similar era que se dejaban guiar por mí, así que empezamos a utilizar el BDSM, yo siendo la parte dominante entre todas ellas. Después de eso, yo tuve una relación abierta con una mujer, la cual salió mal porque ella incumplió las reglas que habíamos pactado.
Cuando me mudé a la CDMX aún no tenía experiencia con chicos, por lo que quería probarlo. Un muy buen amigo tampoco había tenido experiencias con chicas más allá del faje, pero al parecer también le gustaba esa parte del BDSM: trato duro, sucio y fetiches. Por lo que decidimos tener la confianza y perder la “virginidad” uno con el otro, hasta que confundimos las cosas y nos volvimos novios jajaja, ¿qué cosas, no? Y bueno, con él probé muchísimas cosas, incluso el anal. Llegué a darme cuenta de que era bisexual, ya que me seguían llamando la atención las chicas, pero a su vez estaba con él y me gustaba tener sexo con él. Por lo que decidí que era 100% bisexual. En tema de BDSM, descubrí que soy switch, ya que con él podía ser sumisa, pero como estaba acostumbrada a dominar chicas, muy constantemente salía mi lado brat y a veces terminaba dominando.
En fin. Terminamos y yo extrañaba estar con chicas sexualmente, pero a su vez quería seguir teniendo sexo con hombres. Por lo que empecé a buscar aplicaciones donde pudiera encontrar personas que me satisficieran. Solo eso. Hasta que estuve con una chica que realmente quería una relación, pero a mí solo me gustaba estar con ella sexualmente (upsi). Entonces fue cuando me enseñó Fetlife. De ahí empecé a buscar hombres mayores que me dominaran, ya que quería sentirme fuera de control (por mi TLP). Además de que a mí me gustan las personas mayores que yo desde muy pequeñita.
Ahí fue cuando, entre tanto probar, fallar y seguir buscando, encontré a Dani. Instantáneamente coincidimos en lo que nos gustaba, lo que queríamos, y él se comprometió a sacar de mí la versión más sumisa posible sin perder mi toque switch. Por lo que con él empecé una relación de dominación/sumisión. Dani siendo el Dominante que por varios meses estuve buscando. Después de vernos para sesionar algunas veces, él me preguntó si había alguna fantasía que yo quisiera, y yo le conté lo que había experimentado con estas chicas y le comenté que extrañaba mucho estar con otras chicas. Mi lado bisexual llamaba y quemaba por dentro. Entonces él sugirió a una amiga suya con la cual coincidimos. Yo le dije que tal vez no iba a ser una experta total, ya que habían pasado alrededor de dos años desde la última vez que estuve con una mujer. Yo estaba emocionada, pero a la vez un poco nerviosa.
Al momento de vernos yo fui con Dani. Resulta que entre los tres tuvimos una muy buena química, ya que fuimos a comer, platicar y echar un trago para amenizar el momento y conocernos mejor personalmente. Al momento del acto, Dani me dejó estar con ella a solas en un inicio para yo poder disfrutarla y hacer lo que yo quisiera y mejor sabía hacer con otra mujer. Ella tenía menos experiencia que yo, por lo que no la presioné a que hiciera lo mismo, a darme un oral o dedearme, ya que a veces, sin experiencia, pueden lastimar o simplemente no es agradable. Después de que terminamos ella y yo, que la hice venir, tocaba turno de Dani. A él le gustaba mucho lo que veía, por lo que hicimos un trío, y fue mi primer trío MHM. Me gustó muchísimo, así que volvimos a hacerlo en repetidas ocasiones con esta chica, ya que se volvió una muy buena amiga en lo personal y, con el tiempo y la experiencia, aprendió cómo complacerme. Ahora disfrutamos una a la otra tanto en lo sexual como amigas, o incluso solo compañía.
Después de estos encuentros, yo le dije a Dani que si no conocía a más chicas o personas que quisieran formar parte de esto, ya sea para hacer una orgía o, en mi vocabulario de ese entonces, un cuarteto. Fue cuando él muy seriamente empezó a contarme sobre todo el mundo swinger. Yo empecé a emocionarme ya que él lo describió como: “lugares donde uno puede ir a beber, bailar, relajarse solo o con su pareja, conocer personas, y hay cuartos dentro del lugar donde tú puedes intercambiar con parejas y estar con otros chicos o chicas”. Hago énfasis en “conocer personas” porque soy sumamente extrovertida, me encanta conocer gente en todos lados y si es para tener una química sexual pues ¡qué mejor! Casi casi describió el paraíso perfecto para mí, por lo que yo por meses insistí en que me llevara a algún club de esos. Dani había terminado una relación con otra chica con la cual también estaba en el ambiente, por lo que por respeto a ella y a su relación tardamos un poco en presentarnos como pareja ante el mundo swinger. Pero cuando al fin lo hicimos, la primera vez que me llevó a un club terminé conociendo un montón de gente. Me quería comer a todo el club y arrasar con todo. Hice un gangbang, me fajé con una chica, conocimos a varias parejas, etc.
Dani no lo podía creer, pero pues yo avisé sobre mi condición mental, además de que no estaba correctamente medicada en ese entonces, por lo que mi ninfomanía estaba a tope y, a decir verdad, sí asustó un poquito a Dani mi peculiar adicción. Con el tiempo fui controlando esa insaciabilidad, midiendo y encontrando nuevos placeres, gustos y deseos, al igual que Dani. Pronto le propuse conocer todos los clubes posibles, incluso los que él hubiera o no visitado: cabinas, antros liberales, viajes, etc. No tardé mucho en conocer a increíbles personas que hasta este momento siguen siendo parte de mi aventura y nueva vida en el swinger.
De verdad estoy tan agradecida con Dani por ser la persona que es, de que afortunadamente ambos tenemos la madurez emocional y sexual para poder disfrutar al máximo de lo que venga. Que aun sabiendo que él sale con otras chicas o que yo salga con otros chicos meramente por sexo, ambos disfrutamos contarnos y vivir de manera libre nuestra sexualidad en un mismo corazón. Él me ha contado que le gusta verme y a mí igual me gusta verlo. Aunque, por supuesto, a veces no coincidimos en gustos o buscamos diferentes maneras de placer, terminamos siendo él y yo explorando. Y siempre encontramos la manera de coincidir no solo con otras personas, sino también entre nosotros, y que ninguno de los dos se quede sin disfrutar.
Y pues es todo. Cuéntenme qué les pareció, ¿se imaginaban que fuera a tener actividad sexual con chicas antes de dejar de ser virgen a los 19? Pues yo no, la verdad jajaja. Así como tampoco me imaginé ser swinger, pero la verdad me encanta y va a estar difícil que me saquen de aquí. Me gustaría también leer qué fue lo que les dio curiosidad o quién los introdujo al mundo swinger, ya que cada persona e historia son diferentes. He escuchado algunas muy divertidas y otras que, igual que yo sin saberlo, ya practicaban el swinger siendo liberales.
Déjenme sus comentarios, los quiero mucho y espero que disfruten mucho de este contenido tanto como yo disfruto de hacerlo jeje 🤍
Los quiero mucho.
Ardiente Pao